"Las Trescientas": A Neighborhood of Cáceres (Spain) of the Modern Movement for the Working Class


El libro Multi-scale Perspectives on Building Heritage Conservation and Sustainable Cities, de la editorial Springer Nature (Graziella Bernardo y Luis Palmero, dirs.) investiga la arquitectura del Movimiento Moderno como patrimonio arquitectónico y cultural, destacando los aspectos que han propiciado cambios trascendentales en la forma de diseñar y habitar las ciudades del patrimonio mundial de la UNESCO a la vez que expone una reseña de los autores de las obras.

Recoge la urbanización (Unidad Vecinal de Absorción de viviendas marginales) construida en Cáceres por la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura (O.S.H.A.) en la década de los años 60 del s. XX, proyecto y obra del arquitecto cacereño Tomás Civantos Hernández.

En un momento en el que se pone en duda la capacidad institucional para construir las viviendas que requiere la sociedad en 2025, este ejemplo de urbanismo social nos enseña cómo crear una habitación digna para familias de las clases más desfavorecidas que antes habían vivido en infraviviendas ("chabolas"). Mientras las mayor parte de las U.V.A. construidas en España con una inversión mínima (Fuencarral, Hortaleza, Canillejas, Vallecas...) ya han desaparecido, la U.V.A. de Cáceres, fruto de este proyecto excepcional de Civantos, consiguió mejor calidad, ha resuelto los problemas sociales de sus moradores y se mantiene hoy como "ciudad jardín" entre los bloques de mayor altura del polígono de la Dehesa de los Caballos, al Sur de la ciudad.


BIOGRAFÍA DEL ARQUITECTO

VERSIÓN EXTENDIDA EN ESPAÑOL:



‘LAS TRESCIENTAS’: UN BARRIO CACEREÑO
DEL MOVIMIENTO MODERNO PARA CLASE OBRERA

LAS TRESCIENTAS: A NEIGHBORHOOD OF CÁCERES (SPAIN)
OF THE MODERN MOVEMENT FOR THE WORKING CLASS


Antonio-José Campesino Fernández[1] y José-Carlos Salcedo Hernández[2]

Universidad de Extremadura



A Tomás Civantos Hernández, Doctor Arquitecto

Resumen

La mejor aportación española al Movimiento Moderno fue la construcción de poblados de viviendas para clases trabajadoras, en los que se conjugó el urbanismo con la edificación, al objeto de paliar el severo déficit de vivienda social en municipios rurales y núcleos urbanos, mediante poblados de colonización agraria, poblados mínimos, poblados dirigidos, unidades vecinales de absorción (U.V.A.) y otros tipos de barrios promovidos por la Administración pública.

Traemos a capítulo la U.V.A. de "Las Trescientas" en la ciudad de Cáceres (España), promovida en 1961 por la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura (O.S.H.A.) y proyectada por el arquitecto cacereño Tomás Civantos Hernández, uno de los profesionales más prestigiosos de Extremadura, con importantes realizaciones tanto en Edificación como en Urbanismo, que le convierten en referencia de la modernidad.

El proyecto de Las Trescientas (1964), uno de los primeros de su carrera profesional, es un ejemplo modélico y comprometido de resolución arquitectónica del problema social de la vivienda obrera con escasos medios económicos, pero con una imagen moderna por las aportaciones funcionales, constructivas y estéticas. El autor subraya que las viviendas se diseñan "para dar cobijo a familias de clase modesta, que actualmente viven en chabolas o en viviendas indecorosas sin condiciones de habitabilidad suficientes". Por ello, al seguir los postulados del Movimiento Moderno, con mejor calidad constructiva y mejor estado de conservación que otros, entendemos que merece ser considerado como referencia tipológica.

Palabras clave: Cáceres, Las Trescientas, U.V.A., vivienda obrera, Movimiento Moderno.


1. Producción pública de vivienda obrera en España y en la ciudad de Cáceres

Entre 1936 y 1939 fueron creados por el gobierno de Franco cuatro organismos para afrontar el problema de las viviendas arrasadas por la contienda y de las nuevas por construir: Obra Sindical del Hogar y Arquitectura (O.S.H.A.) (diciembre de 1936); Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones (Servicio creado en 1938 y DG desde agosto de 1939, en funcionamiento hasta 1957); Instituto Nacional de la Vivienda (I.N.V.) (abril de 1939) y Dirección General de Arquitectura (agosto de 1939). Según (Cazorla, 2010), la O.S.H.A construyó 138.686 viviendas entre 1936 y 1960.

De los tres Planes Nacionales de la Vivienda, el I PNV (1944-1954) tuvo exiguos resultados por el raquitismo presupuestario y el bloqueo de un país que carecía de cemento y acero; el II PNV (1956-1960) no superó el tercio de los objetivos propuestos, y el III PNV construyó 4,9 millones de viviendas (Gómez-Morán, 1972).

Las disposiciones legales anteriores a 1950 tuvieron escaso poder operativo y no contribuyeron a satisfacer las enormes demandas de viviendas. A partir de 1950, superada la dura etapa de postguerra, nuevos marcos legales se suman a los anteriores.

En 1957 se crea el Ministerio de la Vivienda, (con absorción de la Dirección General de Arquitectura, y la Dirección General de Regiones Devastadas y Restauración) para enfrentar el grave problema habitacional existente en el momento álgido de la emigración del campo a la ciudad, a lo que contribuyó también el Instituto Nacional de Colonización Agraria (creado en octubre de 1939).

Entre 1939 y 1977, el gobierno construyó en España más de cinco millones de viviendas, acogidas a la protección oficial, a cargo del Instituto Nacional de la Vivienda (Togores, 2021; 2023)[3] que, sumadas a las de los casi 300 poblados del Instituto Nacional de Colonización Agraria (I.N.C.) y a las promociones de otras instituciones públicas, totalizaron más de 6 millones de viviendas. Para un país de 34 millones de habitantes (1970) con una media de 4 personas por familia, tan ingente producción inmobiliaria permitió el acceso a una vivienda digna a más del 70 % de la población en el plazo de tiempo de una generación, un hecho sin precedentes, incontestable y sectariamente privado de reconocimiento a nivel nacional.

Dentro de las promociones públicas de viviendas sociales tipo “poblado” (“urbanismo de los poblados” se ha denominado) destacan, según (Sambricio, 2003): los poblados de colonización agraria del I.N.C., ligados al equipamiento agroindustrial de la transformación de secanos en zonas regables en Cáceres[4] y en las Vegas Altas y Bajas del Guadiana, a través del Plan Badajoz (1952-1975); las Unidades Vecinales de Absorción (U.V.A.), los poblados mínimos, y los poblados dirigidos (Fariña, 2003; 2003a).

Fig. 1. Movimiento Moderno en la vivienda social en España. Poblado de Vegaviana (Moraleja, Cáceres), del Instituto Nacional de Colonización Agraria (I.N.C.), proyectado por el arquitecto (funcionario del Instituto) José Luis Fernández del Amo en 1956. La fotografía de Kindel (Joaquín del Palacio) muestra perfectamente el contraste entre la España de la época y las viviendas del Estado para esta clase trabajadora.

Se consiguió paliar en poco tiempo la demanda de una vivienda digna para la enorme emigración interna del campo a las ciudades y, específicamente, a las principales regiones industriales (Madrid, Vascongadas, Cataluña, Asturias…), con unas soluciones de vivienda impensables entonces en otros países más desarrollados de nuestro entorno. Basta viajar a cualquier país occidental o de la órbita soviética y comparar sus viviendas para clases trabajadoras con las que tiene la clase media española para constatarlo. El estándar finalmente adoptado fue el de una vivienda de 90 m2 útiles, salón de 18 m2, cocina, cuatro dormitorios, baño y aseo, todo exterior...

Tras la guerra civil, en la ciudad de Cáceres se dispara la demanda insatisfecha de vivienda social. Los marcos legales referidos propiciaron la construcción de viviendas con arquitecturas de baja calidad, porque el objetivo era ofertar la mayor cantidad de hogares en el menor tiempo posible y con el esfuerzo económico más reducido, aprovechando suelo rústico marginal en las periferias del extrarradio rururbano (Pizarro, 2002).

El informe que realiza una Comisión Municipal en 1939, nombrada al efecto para diagnosticar el problema de la vivienda social, es determinante:

“La vivienda económica, que comprende más de la mitad del núcleo de población (zona de periferia) carece en general de toda clase de condiciones higiénicas. En su mayoría pueden ser fácilmente arregladas para adaptarlas con las condiciones mínimas indispensables para que pueda vivir una familia en casas ocupadas hoy por varias, a veces tres o cuatro, con cocina y retrete en común y una o dos habitaciones para cada familia, departamentos todos faltos de luz y ventilación, con patios pequeños, llenos muchas veces de cacharros y ocupados otras, por toda clase de animales que ocupan algunos los mejores departamentos de los pocos que tiene la finca… Faltan viviendas en condiciones sanitarias y económicas para la clase media y, principalmente, para la clase obrera, y por lo indicado anteriormente se deduce que la causa es general y antigua, habiéndolo intensificado el aumento rápido de población, al menos lo suficiente a contrarrestar las mejoras” (A.M.C., 1939).

 

Como referencia básica sobre la edad del parque inmobiliario de la ciudad de Cáceres, basta saber que en 1950 las viviendas construidas con anterioridad a 1900 eran 6.620, el (67 %) del total (9.880).

En 1950, Cáceres censaba 45.429 hab. de hecho, (36.970 en compacto y 8.459 en diseminado (Aldea Moret -3.016-, Estación Arroyo-Malpartida, Rincón de Ballesteros, Valdesalor, Aldea de Zamarrillas y dehesas del término municipal de 1.768,49 km2, el mayor de España). Los residentes en compacto se alojaban en 4.794 edificaciones destinadas a vivienda, existiendo 294 chozas u otras construcciones. Los moradores del diseminado lo hacían en 1.229 edificaciones destinadas a vivienda y 314 chozas u otras construcciones (I.N.E., 1950).

Entre 1950 y 1960, el número de viviendas, en su mayor parte sociales, aumentó de 9.880 a 11.210, con saldo absoluto de 1.330 y relativo del (13,5 %). Sin embargo, en relación con la media de las capitales españolas, Cáceres se situaba 10 puntos por debajo.

En síntesis, el desarrollo urbano de Cáceres entre 1939 y 1960 estuvo definido por la yuxtaposición espontánea de piezas sin planificación alguna, con dominio de infraviviendas clandestinas y chabolistas, volcando la expansión S-SO sobre el denominado Calerizo, el soporte geotécnico menos apropiado para construir y, por ello, de precio más barato del suelo, con nuevos ensanches hacia el N y NE. Dominaban las carencias de viviendas y los déficits de infraestructuras básicas, como el abastecimiento de agua que, inaugurado en 1959, no alcanzaba ni a un tercio de la población (Campesino, 1982).

 


2. Urbanismo marginal espontáneo y planeado: Las (U.V.A.)

Desde finales del XIX, el extrarradio es el espacio rural amorfo al que va a parar la población marginada de los restantes sectores urbanos: ciudad histórica y ensanches, conformándose en anillos de crecimiento que más tarde recibieron la consideración de espacios periurbanos (Valenzuela, 1985), como lugares de metamorfismo y transformación difusa del medio rural por la vivienda y las prácticas urbanas.

Al término de la guerra civil la inmigración urbana se aceleró, añadiendo mucha más presión al déficit crónico de viviendas, que se había conjugado en mínima parte con la política estatal de Casas Baratas (1911-1930). El sistema de producción de viviendas para venta por pisos con rápida amortización de los promotores dejó fuera del mercado a la población obrera, que tuvo que recurrir al chabolismo y al hacinamiento, pese a la proteccionista Ley de Arrendamientos Urbanos de 1946.

Según (Togores, 2021) en la década de los 40 llegaron a las ciudades españolas 1 millón de personas, y en la década de los 50 ascendió a 2,3 millones, avalancha que generó un chabolismo descontrolado en las ciudades de Madrid (Orcasitas, el Pozo del Tío Raimundo, Entrevías…), Barcelona (La Mina…), Bilbao (El Canchal) y Asturias (Utanda y Feo, 1981), generando importantes tensiones sociales.

Los inmigrantes urbanos de mediados del siglo XX se asientan en un suelo híbrido entre ciudad y campo en los límites de lo urbano (como lo hicieron sus antepasados medievales) en los orígenes de los suburbios. Tal ocupación del espacio rururbano (urbanismo marginal) se lleva a cabo de forma espontánea ilegal o legal planeada (Busquets, 1976). Los barrios marginales surgidos de forma espontánea se autoconstruyen con materiales de desecho que tipifican los hábitat: caóticos y masificados (coreas); de cartón y escombros (chabolas y barracas); de chapa obtenida de bidones viejos recuperados en los basureros (bidonvilles), o de casas-cuevas troglodíticas (con una parte excavada y otra construida) como las granadinas de Purullena en la Hoya de Guadix (Urdiales, 1979).

La segunda modalidad es la planeada estatal, bajo tipología de poblados dirigidos y U.V.A, que revisten más la forma de contenedores humanos que de hogares, siendo marginales de pleno derecho por ubicación periférica, calidad constructiva, materiales empleados y composición social de los moradores. Al estar aislados del núcleo urbano, pueden contar con servicios mínimos necesarios, pero dependen de todos los demás.

El urbanismo marginal se define por su localización periférica, el uso híbrido y plurifuncional del espacio, y su personalidad paisajística degradada, porque era muy frecuente que las viviendas marginales rururbanas (presuntamente urbanas, pero instaladas en medio rural entre usos mixtos y contrapuestos) compartieran suelo de uso agropecuario, fabril, de transporte ferroviario, vertederos…

2.1. Las Unidades Vecinales de Absorción (U.V.A.)

Para erradicar este fenómeno de imagen urbana degradante y alojar al proletariado obrero, la Administración arbitró las Unidades Vecinales de Absorción (U.V.A.), las más sociales de todas, pues “absorción” significa asimilación por parte de la ciudad de las concentraciones existentes de barracas y chabolas (del vascuence “txabola”, cabaña), eufemísticamente denominadas “infraviviendas”.

Por U.V.A entendemos, técnicamente, “la modalidad residencial de promoción pública destinada a combatir la proliferación del barraquismo y chabolismo incontrolados en las ciudades españolas de postguerra, afectadas por una fuerte inmigración rural. Su creación fue encomendada en 1960 a la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura (O.S.H.A.) como respuesta de emergencia para dotar de alojamiento en casos de inundaciones, temporales y catástrofes” (Zoido et al., 2013).

Fueron concebidas y proyectadas como alojamientos de carácter provisional (durante cinco años de estancia intermedia hasta la provisión definitiva de vivienda) y, con carácter general, se construyeron sobre suelo rústico, al margen de toda normativa de planeamiento urbanístico y, por tanto, sin equipamiento comunitario alguno. Eran construcciones modulares, con elementos prefabricados (más que prefabricadas), y presuntamente desmontables y transportables. Reunían las menores prestaciones del urbanismo oficial franquista por su “ubicación periférica, ínfima calidad constructiva y segregación social manifiesta” (Zoido et al., 2000).

Como corroboramos en Cáceres y apunta (Quesada-García, 2020) “a pesar de las intenciones iniciales, el destino final de aquellas estructuras ligeras y provisionales (…) fue transformándose en construcciones definitivas que, sesenta años después de su implantación, todavía -algunas- permanecen habitadas, habiéndose convertido en barrios con una fuerte identidad dentro de algunas ciudades”.

De la provisionalidad también dudan los profesores Luis Moya (Moya 1983) y José Fariña (Fariña, 2023), cuando afirma: “…aunque se pensó en un tipo de construcción prefabricada transportable, lo cual suponía un coste elevado, pues en ese momento la industria de la construcción española seguía siendo muy artesanal, nunca se han movido del lugar donde se ubicaron, si no ha sido para desmontarlas definitivamente, como es el caso de las de Fuencarral o Canillejas”.

Según Fariña, en el Madrid de 1954 se cifraba la necesidad de viviendas en 120.000 y en 1955 se crearon ocho poblados de absorción para absorber a chabolistas y “poblados mínimos” (más austeros aún y carentes de equipamiento) con la finalidad también de alojar a chabolistas, liberando sus solares para otro tipo de viviendas. En 1956 se estimaba que el problema afectaba en realidad a 300.000 personas. En 1961 se crea el Plan de Absorción de Chabolas y se construyen en Madrid siete poblados dirigidos (Almendrales, Canillas, Caño Roto, Entrevías, Fuencarral, Manoteras y Orcasitas).

Ejemplos significativos de U.V.A. en Madrid fueron las de Fuencarral, Hortaleza, Canillejas y Vallecas -barrio de Doña Carlota (Valenzuela, 1969)-. Como puede leerse en la descripción de la U.V.A. de Fuencarral (Revista Arquitectura, 1964), en el encargo se pedía que “las viviendas fueran completamente desmontables y recuperables para su ulterior traslado a otra zona al cabo de cinco años”. Incluso “los servicios de aguas, letrinas, etc, deberían ser comunes en sitios clave del poblado, pero no en las viviendas”, para ahorrar costes. Este tipo de poblado tenía cierto equipamiento, a diferencia de los “poblados mínimos”. En el caso de Fuencarral había “además de viviendas, escuelas, guardería, centro asistencial, médico, casa de baños, edificio de administración, iglesia, casa parroquial, locales comerciales, urbanización, alcantarillado, etc”.

En Barcelona, se crearon las U.V.A, de Ciutat Badia (Sánchez, 1983), Pomar, San Cosme y Cinco Rosas; en Vitoria-Gasteiz (Arriola, 1986), la de Abechuco, y en Badajoz, la de Santa Engracia, estudiada por la geógrafa María Victoria Gómez Espino en su Trabajo de Licenciatura inédito, bajo la dirección del profesor Campesino (Gómez, 1988).


3. “Las Trescientas": planeamiento, autor y proyecto

El caso de Las Trescientas es especialmente interesante, porque su arquitecto supo resolver los principales problemas de la tipología: su calidad constructiva y su plena integración en el planeamiento de la ciudad. La caracterización de Las Trescientas, como caso de estudio, exige contextualizarlo dentro del primer Plan General de Ordenación Urbana de Cáceres (PGOU’1961), y conocer previamente la personalidad del arquitecto para poder entender mejor la filosofía de su proyecto arquitectónico, inserto dentro del Movimiento Moderno.

3.1. Plan

El PGOU de la Ciudad Cáceres fue redactado por Rodolfo García Pablos y Vicente Candela, que iniciaron su redacción en diciembre de 1960 y obtuvieron la A.D. el 04-11-1961 por resolución del Ministerio de la Vivienda.

En la Memoria de Información Urbanística los redactores declaran que en los últimos 20 años (1940-1960) la ausencia de política urbanística en Cáceres y unas ordenanzas obsoletas de 1912 habían producido un crecimiento desordenado en altura, uso y estética con dispersión de polígonos de actuación y emplazamiento incorrecto de las edificaciones oficiales (Prisión Provincial, Gobierno Civil, Seminario…) sin criterios organizativos.

En la ejecución del PGOU, mediante planeamiento de desarrollo, el Plan Parcial de Ordenación del Polígono “Dehesa de los Caballos”, fue promovido por la Dirección General de Urbanismo, a través de la Gerencia de Urbanización. Se redactó en 1961 sobre los terrenos expropiados por el Ministerio de Vivienda (BOE. núm. 149, de 23-06-1962) con tasación de 947.798,16 pesetas y obtención de la A.D. por el Ministerio de Vivienda el 4-12-1961 (Sánchez Franco, 2021).

El P.P. será remodelado una década después con aprobación por el Ministerio el 29-05-1970. Con ello, se redujo notablemente el número de viviendas, que pasaron de 4.366 a 1.879, con densidad media de 56,4 viviendas/hectárea y edificabilidad prevista de 195.180 m2 de techo.

 

Fig. 2. Plano del Plan Parcial del polígono “Dehesa de los Caballos” (1969) en el que se inserta la urbanización de Las Trescientas. Ayuntamiento de Cáceres. (Sánchez, 2021; p. 79).

Fig. 3. Situación de Las Trescientas sobre el gráfico de evolución del polígono “Dehesa de los Caballos” (1956-2016) según (Sánchez, 2021; p. 80). Una diferencia de Las Trescientas con respecto a otras UVA,s es que está correctamente insertada en la planificación urbana y no es una “isla” al margen de la ciudad.


En la (fig. 3) se contiene el polígono que rodea el perímetro occidental de El Carneril y Llopis Ivorra, cuya ejecución se inició tras la aprobación de 1962. En consecuencia, el barrio se ubica al Sur de la ciudad de Cáceres, dentro del Polígono “Dehesa de los Caballos” (1961-1970). Las Trescientas comparte espacio urbano con los barrios de viviendas sociales de El Carneril y de Llopis Ivorra (Niso, 1991). Hoy, medio siglo después, el barrio se encuentra dentro de la trama urbana consolidada de Cáceres, conformando un paisaje urbano atractivo, de escala humana por su perfil horizontal y formato de ciudad-jardín para familias obreras, entre edificios-torre aislados de gran altura.

Fig. 4. Imagen aérea de la Las Trescientas con su urbanización y obras de edificación terminadas, ocupando 2 manzanas y media del polígono. La obra finalmente ejecutada sufrió variaciones (fundamentalmente en la ordenación de las hileras de viviendas) con respecto al proyecto original. Ortofoto de un vuelo de 1966. Archivo del Estudio de Tomás Civantos.


Fig. 5. Plano de la urbanización definitiva de Las Trescientas. Elaboración propia. Obsérvese la ordenación de las dos manzanas principales apoyada en plazas públicas porticadas con los usos de servicios/comerciales en torno a ellas y con la dotación de playas de aparcamiento.

3.2. Personalidad del autor

Tomás Civantos Hernández (1935-2019) cursó la carrera de Arquitectura en la Escuela de Madrid. Fue el primer Doctor Arquitecto de la región y uno de los primeros profesores en la Escuela Politécnica de la Universidad de Extremadura, impartiendo dibujo técnico en Obras Públicas. Fue Decano del Colegio de Arquitectos, entre 1986 y 1988.

Su huella profesional de obras, planes, proyectos y compromiso con el patrimonio se extiende por la trama urbana de la ciudad de Cáceres y por numerosos municipios de la provincia y de Extremadura, a la espera de un homenaje profesional de sus compañeros que, increíblemente, aún no ha llegado y que nosotros -sus colaboradores- reivindicamos, una vez más, en este trabajo dedicado a su persona.

Con sólida formación urbanística y sensibilidad del buen arquitecto, que hace buena arquitectura, sus documentos técnicos eran precisos, completos, descriptivos y exhaustivos en los detalles, privilegiando conceptos higienistas del urbanismo moderno (soleamiento, ventilación, espacios verdes, vida rural, arraigo de la población al medio), dotando a sus proyectos de equipamientos básicos para los residentes.

De las tres patas de la Arquitectura de Vitruvio (función, construcción y forma), Tomás, como los arquitectos de su época, era defensor a ultranza de la “función” (para resolver de manera estudiada y cuidadosa necesidades tan importantes como la vivienda o la educación) y de la “construcción” (para que no diera problemas y perdurara con menos coste de mantenimiento). La cuestión de la “forma” pasaba siempre a un segundo término (no como ahora). Tomás Civantos era lo contrario a un “arquitecto estrella”: era un arquitecto CON estrella. Y, sobre todo, una persona buena, sencilla, educada, trabajadora, alegre y vital, de lo que sus colaboradores damos fe.

3.3. Proyecto

La selección del cacereño barrio de Las Trescientas, como caso de estudio, se explica por varias razones: su inserción estilista dentro del Movimiento Moderno, su proyecto y realización modélica de U.V.A., antítesis de otras coetáneas ya referidas, su contenido social e integración urbana, y su plasmación planeada de la política oficial de promoción de vivienda para la clase obrera.

Resulta interesante conocer el proceso chabolista, anterior al proyecto, relatado por el propio arquitecto: "Las chabolas se construían según iban llegando de los pueblos, al Sur de la ciudad, porque era la zona más soleada y donde hacía menos frío en invierno; realizaban sus construcciones organizándose en familias y en un par de días hacían las paredes y el tejado, configurando un volumen cubierto, para que no se lo pudieran tirar".

En el archivo de su Estudio, gracias a la gentileza de su hijo Jorge Civantos, arquitecto técnico, consultamos el expediente oficial, que también obra en el Archivo de la Secretaría General de Vivienda de la Junta de Extremadura.

El 19 de mayo de 1961, la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura (O.S.H.A.) se dirigió al Ayuntamiento de Cáceres para informarle sobre la intención de promover un Grupo de 300 viviendas de tipo social, que se proyectaba ejecutar sobre el sector SO del polígono “Dehesa de los Caballos”, para lo cual el Ayuntamiento tendría que hacerse cargo de los costes de urbanización y de las infraestructuras básicas de suministro de agua, saneamiento, energía de alumbrado público y pavimentación de calles y plazas.

El proyecto de construcción de “300 albergues, edificios complementarios y urbanización” para dar cobijo a familias modestas, que habitaban chabolas indecorosas en condiciones de infravivienda, y absorber los potentes flujos inmigratorios rurales, fue encargado al arquitecto Tomás Civantos Hernández que lo presentó el 30 de junio de 1964 con el nombre de Barriada de “Las Trescientas”.

En el ABC de Madrid, de 22 de junio de 1967, se dio cuenta de la visita del Sr. Salgado Torres, Director General de la Vivienda, al polígono “Dehesa de los Caballos”, donde se procedía a las obras de urbanización y de construcción de 300 albergues a cargo de la Obra Sindical del Hogar.

La obra, con el expediente nº 3354, fue ejecutada por la empresa constructora COLOMINA G. SERRANO S.A. La recepción definitiva se realizó el 3 de julio de 1969, a los 6 meses de la provisional, "examinando atentamente la obra sin apreciar vicio ni defecto alguno". Firman el secretario técnico de la O.S.H.A., el jefe de la sección de viviendas de la Delegación Provincial de Cáceres del Ministerio de la Vivienda (D. Joaquín Silos Millán), el arquitecto director de las obras Tomás Civantos Hernández, el Aparejador inspector de dichas obras D. Manuel Pérez Regodón y el representante de la constructora.

El importe del conjunto de la promoción, incluyendo edificación y urbanización, fue de 59.916.660,36 ptas. (374.479 €, al cambio actual), desglosadas entre: 54.229.946,80 pts. de la edificación (edificios con 9 tipos diferentes de albergues, grupo escolar, viviendas de maestros y tres tipos distintos de agrupaciones de locales comerciales), 90,51 % del total; y 5.686.713,56 de la urbanización (9,49 % del total).

El conjunto se emplaza sobre tres manzanas del polígono Dehesa de los Caballos, dos completas (Norte y Sur) y 2/3 de otra de ellas (semimanzana SE), que posteriormente se completará con la construcción del colegio nacional “La Hispanidad”. Las manzanas se estructuran en 37 calles y plazas. Cada manzana cuenta con una playa de aparcamiento del polígono y, en las dos mayores, inmediata a estos aparcamientos, se sitúa una plaza pública formada por un perímetro rectangular de soportales y locales comerciales o de servicios. Las viviendas se articulan en hileras de nueve tipologías con leves diferencias, que se agrupan formando submanzanas de la principal, separadas por los viales peatonales con jardines. La manzana meridional es la que tiene en su perímetro externo izquierdo (Ronda de la Pizarra) el colegio (para párvulos) y, dentro de la submanzana, las dos viviendas de los maestros. Actualmente el colegio no se utiliza y en su lugar existe un centro asistencial de barrio.

La parcela tipo es de 84,74 m2 de suelo: con 22,14 m2 de jardín delantero, 20,78 m2 de patio posterior y 41,82 m2 de ocupación de la vivienda. La superficie de la vivienda tipo es de 83,64 m2 en dos plantas. 88 m2 s/Catastro.

Civantos, bordeando las normas de la O.S.H.A., más que optar por un sistema constructivo "desmontable" optó por un sistema barato, pero de buenas prestaciones técnicas, de modo que Las Trescientas tienen más calidad que cualquiera de las U.V.A. construidas en Madrid. Las viviendas están realizadas a base de:
  • Cimentación directa por zapatas continuas bajo muros de carga, de cerramiento y arranque de escaleras.
  • Muros perimetrales a cada vivienda (y medianeros) con bloques de hormigón vibrado de 25 cm de espesor.
  • Tres forjados de viguetas de hormigón pretensado de 4,65 m de luz a ejes de muros, de un solo vano, con bovedillas de mortero y capa de compresión, uniendo las cabezas de las viguetas con los muros mediante zunchos de hormigón armado: forjado de saneamiento para separar la planta baja de la humedad del terreno, de suelo de la planta alta y de base la cubierta inclinada.
  • Cubierta a base de tabiques aligerados sobre el tercer forjado y tablero de doble rasilla con capa de compresión de mortero de cemento y cobertura de placas onduladas de fibrocemento sobre cámara de aire ventilada para reducir las ganancias térmicas por radiación solar.
  • Los cerramientos son de bastante calidad para la época, pues la cubierta contaba con doble cámara y los cerramientos verticales exteriores con dos hojas de bloques "de hormigón gaseado tipo Ytong" de 12 cm la exterior y de 9 cm la interior.
  • Tabiquería interior de ladrillo.
  • Escalera de zancas de perfiles de acero "U" y peldaños de madera de haya con solo huella (en proyecto), si bien se construyeron finalmente en albañilería.
  • Carpintería de perfiles de acero Comelsa y vidrio de grueso "doble". Alféizar de hormigón vibrado. Puertas de marga (huecas) sobre cerco de chapa plegada. Azulejos “reglamentarios” 15x15 cm blancos hasta una altura de 1,50 m en cocina y aseos.
  • Pintura al temple liso en interiores y a la cal en exteriores.
  • Cerramiento del patio con bloques de hormigón vibrado hasta 2 m de altura, haciendo formas de celosía, de diferentes formas, para evitar la uniformidad.
Si se compara el sistema constructivo con el de una casa de la época, Civantos empleó como material diferenciador los bloques de hormigón en lugar del ladrillo. Todo lo demás era similar y de buena calidad en esa época. Lo más significativo a nivel de calidad son las dos plantas y los tres forjados, frente a su ausencia en una “casa barata” de la época, que resolvería la planta baja directamente sobre el terreno y la cubierta sobre entramado de madera (sin estructura) para ahorrarse los forjados, mientras aquí se construyeron tres.

En cuanto a instalaciones: electricidad de alumbrado y bases de enchufe, fontanería de agua fría y caliente aparatos sanitarios (tres, lavabo, inodoro y bañera "polibán") "de calidad Roca"(sic). Si bien sin calentador de agua, que debía instalarlo el propietario "a su costa”.

Comparando estas calidades con las de las U.V.A. citadas de Madrid se destacan también las dos plantas de la edificación, la existencia de forjado de saneamiento y la de contar con cuarto de baño dentro de cada vivienda. Otra diferencia es que de las 6 U.V.A. de Madrid, sólo la de Fuencarral permanece parcialmente en pie, en cambio la de Cáceres se mantiene con total integridad, las casas están en uso y hay vida urbana. Incluso se ha intensificado la edificación en los patios de las parcelas.

Fig. 6. Plano original de plantas de una de las viviendas del tipo de 3 dormitorios.

Fig. 7. Plano original de planta baja del colegio.Con esta construcción se formaron varios tipos con leves variaciones para romper la monotonía.

  • El tipo 1 (véanse planos en la fig. 6), de tres dormitorios, consta en planta baja de un salón de 17,13 m2 al que se entra directamente, del que parte la escalera a la planta superior y tiene al fondo dos puertas, la de la cocina, con una pequeña alacena bajo la escalera y un pequeño pasillo de salida al patio por el que se accede al aseo. En planta alta tiene tres dormitorios: la escalera de un solo tiro desembarca y tiene a un lado el dormitorio principal (de 10,85 m2 útiles) y al otro un pequeño pasillo por el que se entra a dos dormitorios más pequeños en los que caben dos camas en cada uno. Todas las habitaciones tienen armarios empotrados y dos los resuelven ingeniosamente sobre el hueco de la escalera.
  • Los tipos 2, 3, 4 y 5 son análogos al tipo 1 (de 3 dormitorios), pero con variantes en el número y forma de los balcones. Por ejemplo, el tipo 2 tenía un “balcón de planta trapezoidal y gran vuelo en la fachada" con una losa de hormigón armado de 10 cm, que es un elemento muy repetido en el Movimiento Moderno.
  • El tipo 6 tiene 4 dormitorios. Es similar a los tipos descritos, pero con un dormitorio “para dos camas” en planta baja y tres dormitorios (principal y otros dos) en la planta alta.
  • Los tipos 7, 8 y 9 son análogos al tipo 6 (de 4 dormitorios) y nuevamente varían los vuelos y voladizos. Por ejemplo, el tipo 8 tiene una “gran terraza alargada en la fachada y un cuerpo ciego volado” y el tipo 9 “un gran balcón corrido a lo largo de toda la fachada”.
  • En definitiva, similares superficies repartidas en tipos de 3 o de 4 dormitorios y la intención del arquitecto de que, con los mismos sistemas constructivos, las casas no fueran todas iguales, para lo que recurre a movimientos en fachada alternando vuelos, cuerpos volados y terrazas.
El grupo escolar "lo componen cuatro clases para párvulos con despacho para el director y anejos, zonas de recreo y dos viviendas para los señores maestros" resueltas con la solución de albergue de tres dormitorios. Las aulas tienen una superficie de 50 m2 con capacidad para 40 alumnos cada una. Cada planta tiene vestíbulo, dos aulas (en planta baja para los niños y alta para las niñas), con aseos, despacho de profesores y sus aseos y un anexo. Se dice que el almacén de planta baja "puede utilizarse para la preparación del complemento alimenticio de los párvulos".

Los tres subcentros comerciales (A, B y C) tienen todos una única planta y variantes constructivas con las viviendas descritas, como pilares de hormigón armado y las cubiertas de zonas con soportales mediante losas de hormigón armado. Véase fig. 9.

La urbanización del polígono cuenta con todos los elementos necesarios y se describen hasta las bocas de riego y bocas de incendio, con conexiones a la urbanización general del polígono de la Dehesa de los Caballos. Se define con toda precisión la red eléctrica, con la potencia trifásica para el grupo escolar (5.000 W) y para los subcentros comerciales (8.400, 12.000 y 8.400 W respectivamente). En definitiva, una urbanización perfectamente resuelta. Los viales son todos ellos peatonales. "No se proyectan calles de circulación rodada, ya que son suficientes con las proyectadas en la urbanización general del polígono Dehesa de los Caballos" (en referencia a las que rodean las tres manzanas: Andalucía; Ronda de la Pizarra, Avenida de la Bondad, y Mallorca). A este respecto hay que considerar que la urbanización completa del polígono Dehesa de los Caballos fue llevada a cabo por el I.N.V. y proyectada también por el mismo arquitecto.

Jardinería: "junto al bordillo de las aceras se plantan árboles de especies adecuadas a las condiciones climáticas de Cáceres, que se distribuirán también por las zonas y espacios libres del Grupo, en número total de 700". También se instalan bancos "de piedra de granito con respaldo de hierro" situados "por los espacios libres y por las plazas de los subcentros comerciales B y C".


Fig. 8. Estado actual de dos hileras de viviendas. A la izquierda, fachadas. A la derecha, patios traseros.

Fig. 9. Estado actual de los espacios públicos. A la izquierda, plaza porticada con espacio público y locales comerciales o de servicios. A la derecha detalle de los bancos “de piedra de granito con respaldo de hierro” (sic), específicamente diseñados por el arquitecto.

Y una curiosa construcción para la "ocultación de los cubos de basuras" aportándose el plano de detalle correspondiente, de fábrica de ladrillo y que "interiormente irán enfoscados y bruñidos con mortero de cemento y encalados, para permitir una fácil limpieza con mangas de riego".

El documento de proyecto está técnicamente muy bien resuelto:
  • La estructura, pese a su extrema sencillez, se encuentra redactada por el arquitecto con un preciso conocimiento de las formas estructurales, indicando para el voladizo del balcón en uno de los tipos lo siguiente: "Se organizará este balcón con una losa de hormigón armado de 10 cm de espesor que se prolonga interiormente en el forjado de la primera planta hasta ocupar el primer espacio entre viguetas, con lo cual se elimina totalmente el momento de vuelco y el par torsor que produciría el gran vuelo en el zuncho caso de terminarse en él la losa"(sic). Este balcón, junto a la "barandilla metálica que se especifica gráficamente en el detalle correspondiente", es uno de los detalles característicos del estilo Movimiento Moderno.
  • El proyecto cuenta en su memoria de cálculo de estructuras, con una evaluación de acciones (página 13 de la memoria) que suscribiríamos hoy, por su rigor y capacidad de síntesis.
  • Incluso la identificación del terreno es muy buena para la época: "Terreno de roca caliza a profundidad de 1 a 1,5 m", anticipándose en 20 años a la correcta identificación del problemático terreno kárstico de El Calerizo.

La urbanización nace de forma unitaria con la consideración nominal de Barriada de Las Trescientas. Fue planeado por el compromiso social del autor con diseño morfológico alternativo horizontal, como espacio urbano de escala humana, percibido, compartido y vivido a pie por los residentes en calles y plazas peatonales, ajeno a las abstractas delimitaciones censales. Desde su origen en 1969, contó con equipamientos, dotaciones y servicios inexistentes en otros barrios de Cáceres (farmacia, colegio público, peluquería, casas para maestros, plazas y calles peatonales, zonas ajardinadas, comercios y bares), -a excepción de la experiencia pionera del Poblado Minero de Aldea Moret, un siglo anterior (1887), también con formato de ciudad-jardín para clase obrera -hoy Bien de Interés Cultural-, que pensamos debió influir en el arquitecto a la hora del diseño- (Campesino, 2006), ambos con suficiencias dotacionales y equipamentales básicas.

En definitiva, ‘Las Trescientas’ resuelve las necesidades humanas básicas (residencia y educación) de una población marginal, que antes residía en infraviviendas o chabolas en la periferia suburbana meridional de la ciudad, y de numerosos inmigrados de municipios rurales de la provincia de Cáceres, de Extremadura y de otras provincias.

Gracias a esta arquitectura y al equipamiento proyectado, los problemas habitacionales de los pobladores derivados del chabolismo y de la inmigración rural se han resuelto en una generación, a diferencia de otras realizaciones posteriores de época democrática en Cáceres que han constituido un estruendoso fracaso, como los bloques de viviendas sociales de Aldea Moret (Jiménez y Campesino, 2024), construidos en los 80, alguno de los cuales incluso ha tenido que ser demolido para erradicar la guetificación causada por las políticas de vivienda de la Junta de Extremadura.


4. La función social cumplida: estructura demográfica y económica de los ocupantes

El urbanismo y las arquitecturas de la barriada componen la parte morfológica del urbanismo, que ni se explica, ni se entiende sin el componente social, demográfico y económico de los destinatarios residentes, que conforman la carne y la sangre de la urbanización.

4.1. Población

La barriada de ‘Las Trescientas’, adscrita a los Distritos 4 y 5 del Padrón de Habitantes de Cáceres (1975), censó -parcialmente-, 1.535 habitantes de hecho, alojados en las 277 viviendas censadas de cuyas hojas padronales pudimos disponer en la Oficina del Censo. Un valor claramente por defecto, ya que no tenemos constancia censal de las hojas pertenecientes a 47 viviendas (algunas numeradas como posibles locales), ni de sus posibles y no censados 300 habitantes[5].

La distribución poblacional genérica entre las tres manzanas era la siguiente:
  • Manzana Norte: 657 habitantes, alojados en 120 viviendas de las 14 calles y plazas que cumplimentaron el recuento censal. No lo hicieron o se extraviaron las fichas de 15 viviendas[6].
  • Manzana Sur: 466 habitantes, alojados en 87 viviendas censadas de las 15 calles y plazas. En esta manzana las viviendas no censadas o sin ficha padronal son muchas más, casi una treintena[7].
  • Semimanzana Sureste: 412 habitantes, en 70 viviendas censadas de las 8 calles y plazas, con sólo 5 sin registrar.[8]
La distribución por grandes grupos de edad (jóvenes, adultos-jóvenes, adultos, y seniles) presentaba divergencias notables en su comparación con la del conjunto urbano de Cáceres:

Espacios urbanos

Grupos 0-19

Grupos 20-39

Grupos 40-59

Grupos 60 y +

Total %

Cáceres, ciudad

39,7 %

24,8 %

23,0 %

12,5 %

100,0

Las Trescientas

52,0 %

18,6 %

20,8 %

8,6 %

100,0

Tabla 1. Distribución poblacional comparada por sexo y edad: Cáceres-Las Trescientas. Elaboración propia.

Por las características del poblado U.V.A. no pueden sorprender tres hechos fundamentales: la extrema juventud de la población familiar, con mayoría de matrimonios jóvenes que producen familias numerosas, cuyos hijos menores de 20 años significan más de la mitad de la población (52,0 %), frente al 39,7 % de la ciudad, y con reducidos grupos de mayores de 60 años (8,6 %), frente al (12,5 %) del conjunto urbano; los menores niveles de renta familiar, y los más bajos indicadores de cualificación laboral.

Resulta sorprendente que la escasa superficie útil de las viviendas (41,82 m2 de ocupación) permitiera acoger tal cantidad de efectivos humanos, de familias numerosas a ritmo natalista de un hijo por año, sin control de la natalidad alguno, obviamente. Hay que tener en cuenta que en 1975 se consideraba vivienda muy hacinada, la que superaba el umbral de 1,75 personas por habitación, incluida la cocina. La trama horizontal de la barriada enmascaraba una alta densificación, con marcados niveles de hacinamiento horizontal. Tales demandas habitacionales podrían cuadrar, de suponer que en la vivienda tipo descrita, de 3 dormitorios, deduciendo el principal para el matrimonio, podían llegar a caber hasta 8 camas en literas.

En la distribución por naturaleza (lugar de nacimiento) y procedencia), de sus 1.535 habitantes censados, 1.097 (71,5 %) eran naturales de Cáceres, capital. De los 438 inmigrados (28,5 %), 384 (25,0 %) procedían de distintos municipios de la provincia de Cáceres, y los 54 restantes (3,5 %) de otras provincias, con tan sólo 17 de ellos (31 %) nacidos en la provincia de Badajoz.

Espacios urbanos

 Cáceres

Provincia

Otras provincias

Total %

Cáceres, ciudad

53,2 %

31,7 %

15,1 %

100,0

Las Trescientas

71,5 %

25,0 %

3,5 %*

100,0

Tabla 2. Distribución comparada por naturaleza: Cáceres-Las Trescientas (1975). Elaboración propia.

4.2. Economía: actividad y dependencia

En 1975, la población activa de Las Trescientas era de 453 trabajadores, el (29,5 %) de la población censada total (1.535 hab.), con reparto favorable a los hombres, casi un punto inferior a la de Cáceres, 17.771 trabajadores, el (30,2 %) de la población total censada (58.844 hab.), muy inferior a la Tasa Nacional (37,4 %).

Espacios urbanos

 Sector Primario

Sector Secundario

Sector Terciario

Total

Cáceres, ciudad

2,7 %

30,1 %

67,2 %

100,0

Las Trescientas

0,4 %

48,3 %

51,2 %

100,0

Tabla 3. Distribución comparada de activos por sectores: Cáceres-Las Trescientas (1975). Elaboración propia.

En Las Trescientas, la distribución de activos por sectores económicos registraba los siguientes valores absolutos:
  • 2 activos testimoniales en el primario (0,4 %);
  • 219 trabajadores en el secundario (48,3 %), con mayoría 53,1 % empleada en el subsector de la construcción (que supera en 21 puntos el porcentaje de la ciudad) y en las ramas auxiliares y complementarias de Electridad, agua y gas (10,4 %); Mecánicas (8,5 %); Madera, vidrio y cerámica (3,0 %) y Materiales de construcción (2,2 %);
  • 232 activos en el terciario (51,2 %), con mayoritaria presencia femenina en el Servicio doméstico, donde las mujeres no cualificadas encuentran la única posibilidad laboral remunerada, fuera del hogar, con un (26,3 %), superior en 16 puntos al de la ciudad. Y muy ligado a éste, en el variopinto apartado de Servicios varios por cuenta ajena (limpiadoras, lavanderas, cocineras…) el porcentaje laboral se eleva a (17,3 %). Será en la Sanidad (2,0 %) -enfermeras auxiliares- y en los Servicios personales (2,1 %) -peluqueras-, donde se ubicaban los estratos más cualificados de las trabajadoras.
Por su parte, los activos no cualificados del terciario son empleados municipales de plantilla (9,7 %) (ordenanzas, barrenderos, guardas, jardineros, peones…) que ocupan los lugares más bajos del escalafón laboral público, y trabajadores en el subsector del comercio, como empleados y dependientes (16,7 %) en su mayoría aprendices.

La población inactiva dependiente en la ciudad de Cáceres era de 41.073 habitantes, el (69,8 %) de la población total. En Las Trescientas, los dependientes eran 1.091 (71,0 %) del total. La comparativa se escalonaba de la siguiente forma:

No activos dependientes

Cáceres %

% sobre p. total

Las Trescientas %

% sobre su p. total

Estudiantes-Escolares

41,6

29,3

44,9

31,8

Mujeres (Labores Hogar)

33,4

23,2

30,2

21,3

Menores

13,2

9,1

13,5

9,6

Jubilados-Pensionistas

9,3

6,4

8,0

5,7

Parados

1,1

0,8

1,4

1,0

Minusválidos-Subnormales

0,8

0,6

0,6

0,5

Otros

0,6

0,4

1,4

0,1

Total

100,0

69,8

100,0

71,0

Tabla 4. Población dependiente comparada: Cáceres-Las Trescientas (1975). Elaboración propia.

Los factores que explican el incremento de la tasa de dependencia eran: la mayor esperanza de vida, cifrada en 70 años de media; el incremento del número de jubilados y la disminución de la edad de jubilación; el auge de la escolarización con carácter obligatorio; el retraso progresivo de la edad de incorporación al trabajo, y la dificultad creciente de acceso al primer empleo.

En definitiva, éste era el perfil de la mayor parte de los habitantes de Las Trescientas: Matrimonios muy jóvenes y pobres, que antes malvivían en infraviviendas de la propia ciudad de Cáceres y fueron realojados aquí, con el varón albañil y la mujer empleada en el servicio doméstico y, con familias numerosas por la natalidad descontrolada. De ahí la necesidad del colegio de párvulos en el proyecto. Aunque esta enseñanza no era entonces obligatoria, para que la mujer con hijos pequeños pudiera trabajar hasta que estos alcanzaran la edad colegial de infantil y primaria (E.G.B.) en el Colegio Nacional “La Hispanidad” (hoy Colegio Público "Alba Plata") en la semimanzana SE, colindante con la urbanización de la barriada sobre el lateral derecho de la calle Mallorca.

Medio siglo después, en 2015, la población de Las Trescientas era de 750 personas, la mitad de efectivos que en 1975.


5. Conclusiones

Las Trescientas es el barrio obrero cacereño de mayor contenido social de todos los barrios proyectados por Tomás Civantos. Es un poblado de los denominados “de absorción de chabolas”, construido por la Obra Sindical del Hogar para dar una habitación más digna a la población más pobre de Cáceres y a la población de aluvión que había llegado a la capital con la emigración.

La forma de obtención del terreno para construir fue singular, según el autor del proyecto: "el Estado se dirigía al propietario de la finca que había sido ocupada por las chabolas, le hacía ver que había perdido de forma efectiva la posesión del terreno y lo “convencía” para que lo donara. De esta manera, a cambio de la regularización de las chabolas en una U.V.A. el propietario de la finca evitaba que la concentración de chabolas continuara creciendo y el Estado se hacía con el terreno sin tener que comprarlo". En algunas ocasiones había reticencias de los propios chabolistas a la promoción y Civantos mencionaba que "les quitaban por las noches las estacas de la tira de cuerdas del replanteo". Finalmente, la urbanización “se construyó provisionalmente para 5 años y ya lleva medio siglo”. Exactamente ahora 60 años.

Las Trescientas es un barrio modélico, según la descripción del Cronista Oficial y Archivero Municipal: “En los 80 no solo tenía biblioteca, cosa extraña en aquellos momentos y en aquel lugar, sino también una serie de servicios de los que se carecía en la mayor parte de los barrios cacereños, pues en Las Trescientas había farmacia, colegio público, casas para los maestros, plazas y calles peatonales, fuente ornamental, amplias zonas ajardinadas, pastelería, comercios, bar... una serie de servicios que lo convertían en un núcleo de cierta calidad con respecto a otras zonas de la capital" (Jiménez, 2024).

 

Fig. 10. Imagen aérea del barrio de Las Trescientas en la actualidad. Fuente: PNOA. IGN. 2024.
Actualmente muchos de los patios aparecen ya colmatados de construcciones.


REFERENCIAS

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NOTAS

[1] Catedrático de Análisis Geográfico Regional de la Universidad de Extremadura.

[2] Profesor Titular de Estructuras Arquitectónicas de la Universidad de Extremadura. Funcionario de carrera en excedencia voluntaria de la Junta de Extremadura (S.E.R.E.A., procedente del extinto Instituto Nacional de Colonización Agraria).

[3] "Con el II PNV (1956-1960) se llevó a cabo la construcción de 4 millones de viviendas"… Cinco millones en total: "4.080.619 viviendas sociales en 14 años (1961-1975), a las que se deben sumar las algo más de 500.000 de la etapa anterior, más las surgidas por la iniciativa privada empresarial de grandes empresas".

[4] A nivel internacional sí ha tenido reconocimiento por su calidad arquitectónica el poblado de Vegaviana (fig.1.), que recibió el premio del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) de 1965. Está incluido en el Registro patrimonial de la Fundación DOCOMOMO Ibérico, con placa acreditativa en el Ayuntamiento (03-10-2012).

[5] Detectamos la ausencia de 47 fichas de otras tantas viviendas, que no aparecen registradas en el Padrón, y que podrían contener unos 300 habitantes no censados (salvando las destinadas a locales, que también están numerados).

[6] No aparecen censadas 15 viviendas en las calles: Aragón (2 y 4); Cristu Benditu (12, 14, 16, 18); Plaza del Amor (2, 4 y 6); Plaza de la Fe (1, 4, 5, 6, 13, 14, 15, 16,17).

[7] No aparecen censadas 27 viviendas, pertenecientes a las calles: Álamo (3 y 11); Castaño (11); Cerezo (5); Cristu Benditu (25, 27, 29, 31, 33 y 35); Jara (8, 10 y 12); Madroño (1, 2, 3, 4, 5 y 10); Plaza del Naranjo (1); Plaza del Limonero (4, 5 y 6); Plaza del Peral (1); Ronda de la Pizarra (23, 25, 27, 29 y 31). Parecen excesivas, pero hay que tener en cuenta que las hojas padronales estaban sin encuadernar en las carpetas.

[8] No aparecen censadas 5 viviendas en la calle Menorca (parcelas impares del 13 al 21).